Desde su creación, el protocolo Curve ha girado en torno a la distribución de dividendos del token CRV. Este mecanismo requiere la introducción constante de nuevos proyectos de stablecoins para generar una nueva demanda de bloqueo de CRV, aumentando así el costo hundido para los usuarios. Estos nuevos proyectos atraen a los holders de veCRV aprovechando la inflación de sus propios tokens, para obtener la diferencia entre la distribución de tarifas y el gasto real por inflación.

Sin embargo, la llamada 'ventaja algorítmica' de Curve en el comercio de stablecoins se debe en realidad más a la demanda generada por las limitaciones tecnológicas tempranas de Ethereum, en lugar de que Curve tenga una naturaleza insustituible en sí misma. Esto también explica por qué no ha surgido un ecosistema de 'intercambio de stablecoins' similar a Curve en otras cadenas de bloques de alto rendimiento: porque no hay tal necesidad. A medida que la nueva generación de intercambios descentralizados optimiza continuamente las curvas de tarifas de los pools basados en Uniswap V3, la ventaja de Curve en este segmento ha ido disminuyendo gradualmente. En términos de volumen de transacciones, Curve ha quedado muy atrás de Uniswap, e incluso está siendo rápidamente alcanzada por Cetus en la cadena de bloques Sui.

De hecho, las características centrales de Curve se asemejan más a un mecanismo de dividendos. Como un proyecto que ha estado en funcionamiento durante 5 años, Curve ya puede considerarse una existencia longeva e incluso "resiliente". Sin embargo, al evaluar según los estándares típicos de proyectos de dividendos, el valor total de los activos bloqueados de Curve, (TVL), ha mostrado una caída abrupta desde el colapso de Luna en 2022. En múltiples eventos posteriores, incluidos el evento de compra de casa de Michael, dos vulnerabilidades de seguridad, la desvinculación de stETH y el colapso del intercambio FTX, el TVL de Curve ha seguido disminuyendo.

Al comparar la tendencia de precios del token CRV durante este período, se puede inferir que Curve, como proyecto, se encuentra en un estado de 'colapso suave', dependiendo principalmente de la liquidez de las transacciones heredadas y del valor de estar listado en intercambios importantes como Binance para sobrevivir.

Aunque el plan Resupply se lanzó en marzo de este año, y tanto el TVL como el volumen de transacciones de Curve han experimentado un crecimiento significativo, esto se asemeja más a un intento de 'reinicio' tras el regreso de Curve a la esencia de su mecanismo de distribución de dividendos. Sin embargo, ahora este intento de reinicio parece haber encontrado dificultades.

Para los inversores familiarizados con este tipo de proyectos, la situación de Curve se puede comparar con otros proyectos que han reiniciado varias veces pero que finalmente han fracasado. Como un proyecto de finanzas descentralizadas, el mercado ya le ha dado a Curve muchas más oportunidades de las habituales.

Esta situación refleja que la comunidad de criptomonedas puede ser demasiado indulgente con ciertos proyectos. Al evaluar proyectos, necesitamos ser más objetivos y racionales, evitando pasar por alto los riesgos potenciales debido a un optimismo excesivo.