Todo en el mundo está determinado por las oportunidades y los momentos adecuados; si falta un poco, no se encontrarán. No hablemos de moral y responsabilidad, ya que esas pueden limitar tus acciones, pero no pueden controlar tu corazón. Así que, cuando llegue el dolor, no preguntes por qué, por qué a mí, porque cuando llega la alegría, tampoco hiciste esa pregunta. La aparición de una persona, el acontecimiento de algo, no es algo que tú puedas decidir, todo se forma por relaciones karmáticas. Cuando hay karma suficiente, se generan fenómenos. Esto es lo que comúnmente llamamos causa y efecto.
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